.
escribir sobre estosobre septiembre,
cuando la visité por tres días
en la segunda noche
para que su infelicidad
no devorara mis entrañas
la besé y me fui a dormir
pero ni siquiera me acosté
pasé la noche despierta en
el que fue mi cuarto
sentada junto a la ventana,
inmóvil, ingrávida,
con la mínima luz filtrándose
por las mirillas de la persiana,
escuchando pasar los trenes.
cuando empezó a cantar el zorzal
me acosté
y seguí oyéndolo
hasta sobrevivirme
.