alguien
antes de mí
uno
de todos los que
habitan
mi médula,
trepó
este sendero y
desde
lo alto fue sorprendido
por
la luz de las estrellas.
supongamos
que fue en una tarde de verano
cuando
se acercó a una mujer morena
y
experimentó algo que tal vez
sea
lo que hoy llamamos amor.
mientras
hacía su casa de barro,
distraído
en su amorosa labor,
fue
preso, llevado a la ciudad
donde
le dieron otro nombre,
una
religión, un trabajo esclavo al que,
no
sé cómo, nadie nos lo contó, sobrevivió
y
se trasladó a otra ciudad
donde
nacieron sus hijos
y
los hijos de sus hijos, y
de sus hijos,
y
yo.
ya
con otra lengua
con
otro color (qué habrá sido de la mujer morena?)
y
con su nombre inicial como recuerdo: Lucero.
Me
abrazo a las distancias que me acercan a él.